Desde la década de los años 90, los principales productores de nopal en la ciudad de México, que se encuentran en la zona de Milpa Alta, buscaron que se les otorgara un “certificado de originalidad” para proteger sus cosechas de una planta que “fue desestimada” por el entonces subdelegado, José Merino Castrejón, dijeron, y por consiguiente se desatendió la petición sobre la cactácea que ahora se intentan adjudicar chinos y japoneses.
A raíz de que se alertó sobre la pretensión de chinos y japoneses que intenta patentar el nopal , la comunidad una vez más se levantó y, pese a que son pocos los productores que protestan en este momento, la defensa de su producción, aseguran, se ha iniciado.
La voces de inconformidad de los pobladores ya empezaron a ser más fuertes, porque la gente recordó que tiempo atrás, alrededor de 10 años, un grupo de japoneses llegó a comunidades del estado de Morelos y a su paso por el municipio de Tlalnepantla también se adentró en poblados de la comunidad indígena de Villa Milpa Alta.
Relataron que “se informó al grupo de asiáticos cuál es el proceso para la siembra del nopal, el tiempo de cosecha y demás”, pero los lugareños jamás imaginaron que los extranjeros lo reproducirían en su tierra y mucho menos que lo intentarían patentar como si fuera un producto de esa nación.
Pero no sólo fue la producción del nopal: también se les habló de sus beneficios al combinarlos con hierbas medicinales y otras formas de aprovecharlo.
Ante la presente situación y para evitar que el nopal y el maguey corran la misma suerte que la flor de Noche Buena, productores de Villa Milpa Alta solicitan que intervengan las autoridades locales y federal, antes de que se les reconozca el producto “netamente mexicano” a los asiáticos.
La flor de Noche Buena fue patentada hace ya muchos años en Estados Unidos, en 1828, y en la actualidad algunos productores en México deben pagar por la comercialización, que se produce en diciembre. Por ello, para impedir que los productores del nopal en un futuro enfrenten el mismo destino, dijeron que “debe haber un pronunciamiento de los gobiernos donde se den los medios para proteger a ese producto y a la gente”.
Cosechar nopal pereciera cosa fácil, pero mucho depende de la naturaleza. Sólo en el invierno del año pasado, cerca de 5 mil toneladas de esa cactácea se perdieron por la helada que afectó la cosecha en los poblados de Milpa Alta, además de que es un producto que requiere de gran atención.
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Desoída en los 90, petición de certificación